
En poco tiempo descubrió que estaba haciendo un inventario del París de fines del siglo XIX. Fue descubriendo lugares que nada tenían que ver con la actividad profesional que había emprendido. Vendedores ambulantes, rincones perdidos de los distintos barrios, terrazas de cafés y detalles arquitectónicos que poco a poco fue registrando con inteligencia.
Atget no tenía medio de locomoción alguno y para visitar a sus clientes caminaba con su pesada cámara a cuestas. Era un peatón muy observador, además de un excelente fotógrafo.
Atget fotografió a lo largo de toda su vida, hasta el último día y, aparentemente, consideraba a su profesión, la de fotógrafo, como vergonzante y que él debía ejercerla por necesidad, para subsistir.
Sus fotos no profesionales eran el escape a esa aplastante rutina, ya que elegía con entera libertad aquellos temas que lo atraían estéticamente.
Comentario Personal:
La fotografia documental mas linda, refleja lo que habita en las calles de paris, la obra arquitectonica y la magia de esta.
Lo bonito de su trabajo es que te transporta a las calles de la cuidad sin siquiera tener que haber ido alguna vez, incluso puedes oler Paris y saborear la epoca tan hermosa en la que Atget vivía.
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